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Siempre me ha gustado mucho la cocina y aunque últimamente no le he podido dedicar el tiempo que quisiera, creo que puede ser interesante compartir algunas recetas fáciles.

En este caso hablaremos de una versión de Salsa Teriyaki que, para mi gusto, es la más sabrosa que he probado hasta el momento. No es la que hago siempre –cuando hago Atún Teriyaki cuezo el propio atún en la salsa mientras ambas cosas se cocinan-, pero esta versión es ideal como salsa para acompañar cualquier carne o pescado –yo la utilizo mucho con el pollo a la plancha-, se hace por separado y una vez hecha aguanta en la nevera unos tres días.

Ingredientes

100ml de salsa de soja, 100ml de mirin, 100ml de sake y 2 cucharadas de azúcar.

Según el gusto, ajo, jengibre y/o naranja.

Pasos a seguir

Se ponen todos los ingredientes líquidos y el azúcar en un cazo y se remueve a fuego medio hasta que el azúcar se haya disuelto. Se lleva a ebullición y se deja reducir hasta que quede un cuarto del volumen inicial. Si se desea una salsa más líquida es mejor que se reduzca casi sin hervir con el fuego lo más suave posible –su versión más tradicional japonesa-, pero si se quiere una textura más caramelizada, el truco es muy simple: contra más hierva más denso será el resultado –si hierve mucho también conseguimos cierto gusto tostado-.

Hasta aquí tenemos una Salsa Teriyaki estándar, pero los japoneses la aderezan al gusto con ajo, jengibre o naranja. En cualquiera de los casos hay que introducir el ingrediente rayado –la naranja puede ser en zumo o la piel rayada- una vez la salsa está hecha pero todavía caliente.

Yo la prefiero bastante fuerte por lo que le suelo poner un diente de ajo y un buen pedazo de jengibre, así que queda muy picante y no apta para todos los paladares por lo que la sirvo en una salsera para que cada uno se ponga la cantidad que desee. Lo bueno es que, por más cantidad que haga, nunca sobra nada.

Espero que os guste.